Tlahtolin ka amo miktli.

"Tlahtolin ka amo miktli, za kochi. Ueliui ieualiztli, uan in tlaltikpac imachtiaz kakiz..." (La palabra no está muerta, solo duerme. Pronto se levantará, y el mundo se enseñará a escucharla...) Jhavi.

viernes, 26 de noviembre de 2010

La muerte de: LAS UTOPÍAS.


La muerte de los héroes trae consigo desesperanza.  Las sociedades, al sentirse solas pierden también la fe en si mismas y en su capacidad de avanzar, se vuelen estáticas y paulatinamente mueren...con ellas mueren sus utopías. 
    
Cada sociedad, en su afán de vivir mejor deposita sus esperanzas en personajes superiores, los héroes, ellos son los encargados de que se mantengan los valores que llevan a esa sociedad a superar los obstáculos que como grupo enfrenta; ellos, los héroes, luchan contra el caos social y mantienen el orden cósmico de las cosas defendiendo sus ideales incluso con la muerte, todo esto con la finalidad de mantener una sociedad perfecta.

     Desde sus orígenes, el hombre, ser social de nacimiento, ha buscado la forma de vivir en perfecta comunión con la naturaleza, con su entorno y consigo mismo y al mismo tiempo disfrutar de su libertad ,de su individualidad, de su propiedad; esa búsqueda lo lleva a imaginar lugares perfectos para vivir en sociedad: el jardín de Gilgamesh, el jardín del Edén, la Atlántida, Teotihuacan, Metrópolis, Gattaca, etc. Tomas Moro, inspirado en estos mundos, acuñó el termino UTOPÍA para describir un lugar nuevo y puro donde podría establecerse una sociedad perfecta, a partir de entonces y hasta hoy definimos así a todo aquello que persiga ese sueño de perfección.

    
     Cada día, nos alejamos más de ese ideal de mundo perfecto, la modernidad nos llevó a un individualismo en el que sólo a través de una recompensa se hace una buena acción, nadie quiere ser héroe o pensar  en mejorar su entorno;  perdón, sí lo pensamos, pero no lo llevamos a la acción, es más fácil destruir que construir, ser caudillo requiere de mucho esfuerzo, los ideales se defienden hasta la muerte y hoy en día, nadie quiere morir por lo qué, desde antes de luchar, ya es una causa perdida. Ese nihilismo del hombre moderno acarrea consigo que sus ideales a futuro sean cambiados por temores, una sociedad temerosa se mantiene dogmática y su miedo al conocimiento (al contrario del hombre antiguo que tenia miedo a lo desconocido y que se atrevió a romperlo y crear  utopías), lo lleva a un pensamiento catastrófico, ya no hay nada que hacer pues ya se acerca el fin del mundo. 

     En la historia, los valores mal canalizados en la búsqueda de un mundo utópico han desencadenado guerras y catástrofes. En la vida moderna, desde los ideales de libertad, igualdad y  fraternidad, las sociedades que han buscado su independencia han visto manchada su historia por personajes que más allá de ver el bien común del movimiento, buscan su beneficio propio ensuciando el trabajo de los héroes; la historia los llama villanos. Tomemos como ejemplo a los caudillos de la Revolución Mexicana, los cuales murieron con la esperanza de que las generaciones futuras disfrutaran de el  cambio por ellos propuesto, y veamos el aquí y el ahora  los Neo Revolucionarios disfrutando del poder mientras el campesino aun se pregunta dónde quedó la Revolución.

     En el libro "Un mundo feliz." de Aldos Huxley, el autor plantea una sociedad utópica que confunde los valores  y se transforma en una sociedad autómata, lejos de lograr sus ideales, la ambición y el dominio terminaron destruyéndolos. El personaje de Lex Luttor en la serie de Super Man nos demuestra cómo el ser humano en su afán de lograr una sociedad perfecta antepone sus intereses, y aunque no lo crean, lo han logrado. En sus más recientes publicaciones, tanto DC cómo MARVEL COMICS han cambiado el sentido original de las historietas de su tipo, los héroes murieron uno a uno y cedieron el poder a los villanos, ahora el mundo es gobernado por todos aquellos que en su momento, los seguidores de los Super Héroes odiamos. Para dichas empresas es más rentable seguir con el nihilismo social, proponiendo la destrucción a seguir con los ideales de los primeros Super Héroes que daban aliento a las sociedades en decadencia convenciendolas de que manteniendo la comunión llegarían a ser perfectas.

       El año 2012 plantea un cambio, según interpretaciones que se han hecho del calendario maya, y eso mantiene al mundo a la espectativa de qué va a ocurrir, algunos creen que el mundo se acabará, en lo personal creo que inicia una nueva era, es momento de acabar con ese letargo social y plantearnos nuevas utopías, de ser héroes y defender esos ideales que mantienen en movimiento a nuestra sociedad, de otra manera, estaremos matando nuestros propios sueños, estaremos frente a  LA MUERTE DE LAS UTOPÍAS.

  CONTINUARÁ con el EPÍLOGO.

viernes, 19 de noviembre de 2010

La muerte de: LOS CAUDILLOS.


     Desde mi punto de vista, los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución en México, no reflejaron el sentir por esos caudillos que nos dieron patria, sino por el contrario, más allá de enaltecer su trabajo, nos dimos a la tarea, en esa necesidad de conocer la verdad, de enjuiciarlos por las acciones cometidas al darnos cuenta de que nuestros héroes, también fueron humanos. 

    A diferencia de los super héroes, los héroes de la Patria, vivieron y lucharon por una causa real, surgió en ellos la necesidad de cambio, de pensar y actuar distinto,  su carácter los llevó a ser seguidos en ese ideal y a cambiar su entorno, eso los hace caudillos. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones el trabajo de dichos guerreros resulta benéfico para la causa contra la que están luchando. Tomemos como ejemplo la independencia de México, movimiento en el que un grupo de personas imaginó dejar de vivir bajo el yugo de la corona española, en este movimiento los personajes que lucharon con ese ideal de libertad murieron por él apoyados por las masas, las cuales, nunca vieron esa libertad, siguieron siendo "indios". No podemos negar que lo mismo ocurrió con la Revolución mexicana, en algunos aspectos,  el movimiento logró el cambio que el país necesitaba, por otro lado "tierra y libertad" era el ideal, todavía hoy en día, los campesinos de este país  están esperando ver los frutos de esa reforma agraria. En ambos casos, los caudillos ,murieron esperando el beneficio en las próximas generaciones.
      Las nuevas generaciones, no solo nos hemos encargado de matar esos ideales, sino que también tratamos de recordar que aquellos que los propusieron, los que lucharon por ellos también están muertos. Lo preferimos así, es mejor decir "son palabras de un muerto" a seguir con el compromiso que nos heredaron. 

     Existen todavía grandes personalidades de la sociedad que añoran el abolengo y todavía con menosprecio y sobre el hombro se dirigen a "esos indios" cuando ven a una persona con rasgos indígenas. Los nuevos lideres, las personas beneficiadas por esos movimientos siguen ahí, en lo alto, no se atreven a mirar a sus súbditos, no son dignos de ello. Lideres sindicales que sacan beneficio de los más puros ideales defendidos con sangre por aquellos caudillos, ahora exprimiendo a los del gremio y portando una bandera con la imagen de Zapata y la consigna "tierra y libertad", vitoreando "la tierra es de quien la trabaja", no es raro encontrar algún individuo que confunde la libertad con la anarquía y desfila con una camisa del "CHE" y gritando "viva la revolución, muera al mal gobierno".
   
      El diccionario, define a un caudillo como una persona que encabeza y dirige un movimiento armado o social gracias a su carácter y don de mando. El don de mando como valor en una persona,  le permite obtener la ayuda y obediencia de sus subordinados más por voluntad que por intervención de la fuerza. Así que, si queremos crecer como sociedad, debemos buscar líderes que cumplan con esas características, que estén dispuestos a ser caudillos y a morir por sus ideales, por que aunque usted, estimado lector, no lo crea, LOS HÉROES TAMBIÉN MUEREN.

CONTINUARÁ...

lunes, 8 de noviembre de 2010

La muerte de: LOS HÉROES ENMASCARADOS.



"Es en la máscara, en los colores de su indumentaria, en su nombre y en su propia persona donde el luchador enmascarado refleja los valores e ideales por los que lucha, y no solo sobre un cuadrilátero, sino en su vida diaria".

La lucha libre, además de ser un deporte, también es considerado un espectáculo. En México, la popularidad del Pancracio se debió a la incursión de elementos simbólicos y tradicionales reflejo de la eterna lucha del bien contra el mal. Es en los años 30’s cuando surge la empresa mexicana de lucha libre, y es en esta empresa donde surge el primer luchador enmascarado. Las carencias de una clase popular tan necesitada de héroes con los cuales pudieran identificarse sería  la causa para llenar de imágenes alegóricas y fantásticas a los personajes que protagonizaban las justas y que caracterizan hasta hoy en día a este deporte.
El luchador enmascarado surge como el ideal del héroe tradicional que representa los valores más altos de una sociedad: bondad, justicia, orden, etc. Es el encargado de defender  esos valores y ser parte de esa lucha cósmica, una lucha que está desde los orígenes del hombre, una lucha consigo mismo, con su interior, la lucha del bien contra el mal.  Y créanme que lo hacían. Esas masas seguidoras de estos héroes, son testigo de cuan bien hacían su trabajo, luchando contra monstruos, momias, seres del espacio, estaban siempre ahí, y las masas les aplaudían ¡ SANTO! ¡SANTO!¡SANTO! y como ya lo he mencionado antes, las masas eran testigos de sus actos, ya sea en el cine, en la televisión o en la arena, y eran seguidos en el acto más puro de idolatría, querías ser como ellos porque salvaban al mundo, eran buenos porque actuaban en contra de las actitudes ruines y bajas a las que recurrían los representantes del mal, los llamados “rudos”.
Ya he comentado que la lucha libre es una combinación de deporte y espectáculo, sin embargo, los héroes enmascarados, sabían que debía predominar el espíritu deportivo; el “show”, las mañas, el caos, pertenecían a los luchadores rudos, quienes también representaban muy bien su parte dando contraste a las acciones de los “técnicos”, y los representantes del bien mantenían su arrojo para reestablecer el orden al igual que aquellos héroes antiguos que han desfilado a lo largo de la historia de la humanidad. Hoy en día, los mismos medios que llevaron a los héroes enmascarados a la cima se han encargado de destruirlos, de destruir los valores que tanto defendieron, hoy las multitudes seguidoras de esos iconos de capucha son testigo de su muerte, de la muerte de los héroes enmascarados.
En contraste con las batallas del pasado, en la actualidad el espectáculo ha absorbido la parte deportiva de la lucha libre, nuestros héroes enmascarados son ahora muy diferentes, no representan ya los viejos valores de bondad, justicia y orden, eso es ya obsoleto, la fama los ha suplantado.  Ahora las multitudes siguen a estos antihéroes y quieren ser como ellos, pero no por sus acciones, sino por sus posesiones. Nos han demostrado que la línea de la ley es muy frágil y que de manera maquiavélica el fin justifica los medios. Esos son los héroes actuales, esos son los que ahora se comparan con los antiguos, esos son los que los han matado.
 Pero esta es sólo una reflexión más de un anticuado, de un ser que rinde homenaje y que hoy esta de luto por LA MUERTE DE LOS HÉROES ENMASCARADOS.

                                                                                                CONTINUARÁ…
   

lunes, 1 de noviembre de 2010

Los héroes también mueren: PRÓLOGO.



Crecí creyendo en la existencia de héroes, estaban en la literatura, en la televisión, en la escuela, en las historietas.
 
Esa creencia me enseñó que cada sociedad, cada individuo; en las etapas más críticas de su paso por la historia han recurrido a la ayuda de seres superiores que representan el más fiel espíritu humano. Dioses, semi dioses, héroes y superhéroes son una muestra del anhelo social  por tener un icono que admirar, un personaje que seguir, alguien que nos enseñe a superar los obstáculos del mismo hombre. Con esa convicción logré salir adelante en las distintas empresas que enfrenté en mi crecimiento.
Perdí el miedo a los monstruos después de que mi padre me llevara al cine y viera en la pantalla a un héroe enmascarado luchando mano a mano, a veces, contra momias,  otras contra mujeres vampiro, hombres lobo, seres del espacio, en fin; y al finalizar cada una de las partes en las que nuestro titán salía victorioso, se escuchaba a la multitud  gritar dentro del cine ¡SANTO! ¡SANTO! ¡SANTO!. Al otro día, lo veíamos luchar por televisión y una vez más salir victorioso como si nada. No había problema, el Santo estaba ahí para salvarnos, aunque no duró mucho,después, apareció en televisión descubriendo su rostro y luego murió
 Cuando aprendí a leer, esa actividad me acercó a las historietas, admirando las tareas de los superhéroes fui reconociendo el carácter necesario para ser un héroe en mi mundo y aunque reconozco que Super Man nunca ha sido mi favorito, es el icono de los valores y la ética de un héroe. Sé que Super Man es un producto del capitalismo y que por lo tanto en su fondo transmite sus ideales, sin embargo, en una época en la que la sociedad estadounidense se encontraba en crisis económica y guerra, fueron esos ideales los que levantaron a esa sociedad inmersa en la depresión y que más tarde serían imitados por  otras sociedades modernas.  Fue el mismo capitalismo el encargado de darle muerte a un héroe que creíamos nunca moriría, el único capaz de salvar la tierra de cualquier amenaza y es en 1992 el año en que DC Comics, que se salvó de la quiebra con el nacimiento del super héroe repitió la hazaña décadas después pero con su muerte.
En la escuela, esa confianza era reforzada con la enseñanza de los ideales y cualidades que un verdadero héroe debía tener y así, mientras distinguiamos entre el bien y el mal, también aprendíamos a seguir las grandes hazañas que habían cambiado al mundo y cómo debíamos imitar esas acciones, aprendíamos a ser héroes. Estamos, en México, celebrando el bicentenario de nuestra independencia y el centenario de la revolución y recordamos a aquellos héroes que nos “dieron patria”. Cuántas personas hemos tenido la vivencia de representar, o tener un amigo que representara, en la escuela, a esos Héroes de la Patria, e improvisar una calva hecha con algodón como la de Miguel Hidalgo, pintarse unas patillas como las de Allende o unos bigotes como los de Zapata, niñas preocupadas por hacerse un “chongo como el de Doña Josefa” o las trenzas de adelita para el desfile. Hoy dentro de estos festejos, la historia nos revela los secretos más oscuros de nuestros héroes; criollos ambiciosos y traicioneros, curas borrachos y mujeriegos, indios arrastrados a defender una causa que no conocen, héroes de la revolución que ahora sirven de bandera para las más corruptas instituciones, el “pípila” ya no existe y yo todos los días miro hacia arriba y veo el cerro donde se encuentra su monumento y recuerdo la frase inscrita a sus pies “porque todavía hay muchas alhóndigas que incendiar”.
La historia ha demostrado que cada sociedad, en el momento en que pierde la fe, cuando pierde a sus dioses o a sus héroes, también se pierde a sí misma. Nietzsche mató a Dios, y propuso la idea de un superhombre. Hoy en el siglo XXI el hombre moderno no sólo ha matado la idea de Dios sino qué también se ha encargado de demostrar que LOS HÉROES TAMBIÉN MUEREN.

                                                                                                            CONTINUARÁ...